Una mañana cotidiana.

Una mañana cotidiana.

Suena la alarma,

abro mi mente, mis ojos, la ventana...

de mi alma.

Soy memorama, 

imagen plasmada,

una corazonada, que comienza y acaba.

No tengo inicio, 

no tengo ni fin,

soy eterno, soy un aprendiz.

Me siento a la orilla de la cama,

y siento las sabanas, veo por la ventana,

enfoco de reojo, en el espejo veo mi rostro.

Me levanto,

y siento mi torso, me erizo,

me descompongo

siento mi peso sobre el que me poso.

Sacudo mi cuerpo,

me intento engañar que siento la vida

y me hecho andar.

- Celeste Amador.

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